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En las tardes de carreras las apuestas se levantan, los caballos compiten y la multitud se emociona. Los asientos de los hipódromos se llenan de gente esperanzada a duplicar sus ganancias mientras que el corazón de los entrenadores palpita fuertemente por el deseo de ser los mejores. “Eso es lo más importante”, cuenta Carlos Salazar Yero, un entrenador que luego de dedicarle década y media a la crianza de esos cuadrúpedos de pelaje hermoso y torso robusto, se alza con el honor de tener el respeto de sus adversarios y el ejemplar más veloz del Caribe. Además de la dicha de ser uno de los responsables de dejar el nombre de Panamá en alto en el deporte que lo apasiona: la hípica.

¿En que consiste tu trabajo?

Mi trabajo se basa en preparar caballos de la raza Pura Sangre para las carreras. Llevarlos a las mejores condiciones físicas para que puedan hacer buenas representaciones y así defender el dinero del público apostador. Y lograr victorias en la medida que sea posible.

¿Cómo es el día a día de un entrenador de caballos?

Se entrenador implica tener que levantarse muy temprano. En mi caso a las cuatro de la mañana para poder estar a las cinco en el hipódromo. Me toca ir tanque por tanque y ver que comió cada animal y luego llevarlos a las pistas para que hagan ejercicio. Cada caballo es un mundo, por lo que los ejercicios de cada uno dependen del seguimiento que le tenga programado a cada uno.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

Ganar, eso es lo que todos queremos siempre. Sin embargo, además de eso, todo entrenador busca que sus caballos sean siempre los mejores, para que los adversarios sientan respeto por su oponente y vean las competencias como tareas no muy fáciles o difíciles.

¿Hay algo más que te guste tanto como el entrenamiento de caballos?

Me gusta el Muay Thai, (deporte de contacto tailandés) que practique en mi juventud y las artes marciales mixtas.

¿Cuál es tu consejo de superación personal?

Creo que el que lucha y persevera. Si se hacen las cosas con amor y paciencia, las cosas se dan tarde o temprano.

¿Qué significa para ti representar triunfantemente a Panamá en el extranjero?

Creo es el logro más grande que he tenido en mi carrera. Ganar el Clásico velocidad del Caribe, representa una satisfacción muy grande, tanto en lo profesional como personal. Además de levantar la bandera es grato saber que Panamá cuenta con el ejemplar más rápido del Caribe.

¿Cuanto tiempo llevas dedicándote al entrenamiento de caballos?

Profesionalmente, desde los 23 años. Con 38, eso quiere decir que llevo 15 años haciendo este trabajo, sin embargo, desde los 13 años he estado involucrado con ellos. Una travesura hizo que mi padre —Carlos Salazar Guardia, actual gerente del Hipódromo Presidente Remón—me castigara, prohibiéndome jugar con los animales. Me asignó como ayudante de los ayudantes, para que los tuviera que bañar, arreglarles sus camas e incluso limpiar la suciedad de sus necesidades biológicas. Sin embargo ese castigo se convirtió entonces en mi pasión.

¿Cuál es el rumbo de la hípica?

En este momento Panamá esta pasando por los mejores momentos, en comparación con los resultados que se obtuvieron en los años 80. Estamos arrasando con los premios y tenemos la caballada más grande registrada en la historia de la hípica nacional. Creo que mientras haya un incentivo de parte de los empresarios que se dedican a esto, siempre van a haber clientes, socios y personas interesadas en dedicarse a esta actividad.

¿Cómo puede mejorar la hípica panameña?

Más que mejorar, creo que se debe mantener. Se puede seguir creciendo y aumentar la calidad de nuestra caballada.

¿Qué o quién puedes considerar tu inspiración?

Mi hija. Ana Sofía Salazar, de dos años y cuatro meses. Además de ser mi razón de ser es la personita que me motiva a levantarme todos los días e ir a trabajar y lugar por ser mejor persona y profesional cada día.

¿Cuáles han sido tus logros alcanzados y cuales te quedan pendientes?

El sueño más importante lo conseguí: ganarme una carrera de la serie del Caribe. Este año, Dios me da la dicha de mantenerme con salud, espero la clasificación en la Copa Invitacional del Caribe, en la gala de Venezuela, en donde aspiramos a conseguir el triunfo para Panamá. Además de eso, cuando regresemos, entraremos en el Clásico Raúl Espinoza, en la clasificación para el Clásico Confraternidad del Caribe en Puerto Rico, que se realizará en diciembre.

Tu trabajo ¿te hace feliz?

Si fuera feliz no tendría las fuerzas para estar allí en navidades, años nuevos, días de las madres y de lunes a lunes. Los animales no conocen los días de la semana, más que de tener su comidita, camita y cariñito. Eso es lo que piden a cambio de su buen trabajo.

Ahora ¿Qué sigue?

Continuar. No dejar de hacer las cosas y amar mi profesión. Luchar cada día por mis animales y seguir cosechando éxitos.

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  1. Buen artículo, la hipica es un Mundo sólo conocido por pocos, tiene su propio idioma (jerga hipica) tienen su dicccionario, y su cultura. Excelente. Los felicito.